La miré a los ojos y sin poder controlar la voz que salía de mi interior, le dije: En efecto, querida, me siento el hombre más feliz del mundo cada vez que voy a salir del país, que me voy de esta casa, de vos; es como un regalo de la vida. Me siento como un Lázaro encontrando a otro que me moje la lengua, que me dé de beber. (Bueno, esto último sólo lo pensé).
Simulando abotonarse la bata de dormir, ella se frotó el pecho como si sobara un gran dolor, y con cierta frialdad insistió: Entiendo que no querás que te lleve al aeropuerto, es de madrugada y me puedo resfriar; entiendo que estés muy contento, después de tanto estrés es normal... Pero ¿estás seguro que no querés que te haga un café?
-No gracias, ya te dije que no, estaré bien, como nunca, mi vuelo sale hasta dentro de cuatro horas pero no quiero atrasarme ni un segundo más, ni imaginarme que lo puedo perder, me moriría de ansiedad.
-Sí, entiendo. Buen viaje. Entonces se aferró de nuevo a sus ojales y cerró la puerta.
No puedo quitarme su gesto de comprensión y sabelotodo: "Sí, entiendo", ¡Qué va a entender!. Me fastidia tener que fingir día y noche, no che y día, todos los días. Qué va a entender mi necesidad de llegar lo más tarde posible a casa y salir con el alba, qué sabe de mí si ni yo sé, si ni yo lo sabía.
¿Cuándo comenzó? ¿Cómo lo supe? En realidad no lo sé, no hay edad para esto, no hay edad para nada, tal vez la mano de algún compañero sobre mi hombro, o sobre mi pierna, y la sensación se quedó más allá del tiempo debido; tal vez la curiosidad, las fantasías homo-eróticas que dicen que todos tenemos al menos una vez en la vida; tal vez fue mi desprecio y admiración por los travestidos de la zona roja; quizá el sentirme hastiado de las mujeres, de mis enamoramientos que se terminaban en cuanto las poseía y las sabía enamoradas de mí.
Nada me llenaba, iba de una a otra, la insatisfacción me desesperaba. Con la puesta del sol mis pies querían ir a otro lugar; mi obligación, a casa, a los brazos de mi esposa. ¡Qué va a entender que hay hombres que también le tememos a la noche! Las noches en que no somos quienes queremos ser.
Primero sucedió en Cuba, en la clausura del entrenamiento del personal de la nueva sucursal de la Compañía. Fue una noche inolvidable, lejos de mi mundo, de mi mujer, de mi oficina, de mis conocidos; me bastaron unos apuntes de la guía de turismo y una conversación sobre la Habana nocturna. Después fue en San Francisco, Centroamérica, Jerusalén, y ya no pude retroceder; había encontrado la fuente de la vida en espacios pequeños o grandes de todos los países, sin distingo de raza, religión, ideología o idioma. Sólo para hombres, alcobas secretas, ahí me encuentro a mí mismo y puedo ser...
Atención pasajeros del vuelo T-714: por favor abordar por la puerta E-23. Este es el segundo llamado...
El hombre reacciona... pedirá disculpas al regreso de su viaje, le llevará un subvenir de cada país que visite. Le dirá "no debí haberte contestad así" ; ella le contestará "Sí, lo entiendo, tranquilo, querido. Gracias" ...Y volveré a ver esa dulce y triste respuesta que mi madre le daba a papá después de sus borracheras, o después de sus largar desapariciones con otras mujeres; sólo sí pudieron vivir hasta que la muerte los separó. Papá nunca sospechó que mamá le había sido infiel en una de sus largas ausencias y yo nunca se lo dije, mi madre me hubiera odiado para siempre, me lo decían sus ojos y mi corazón de niño asustado. Las mujeres son astutas, armas de doble filo, nunca se sabe dónde saltarán.
...El hombre entra al lugar, hace sentir su presencia, se sienta en la barra del bar, pide una bebida, fuma y sorbe lentamente mientras mira a los otros bailar, besarse, reír, mirarse; otro hombre se acerca a él: Amigo, el próximo lo invito yo.
Los dos hombres conversan un rato, luego desaparecen detrás de las cortinas, entran en una habitación, ven una cama, una mesa pegada la pared y sobre ella una lámpara, una biblia abierta en el Salmo 91, un pichel sudando y dos vasos de vidrio; además, dos toallas y condones. Las cosas son lanzadas a la cama, excepto el pichel que es colocado en el piso. los hombres tienen prisa.
Logran soltarse las corbatas, los zapatos, los botones de la camisa, los pantalones, todo de una vez. El hombre ayuda al otro hombre que se ha sentado sobre la mesa, a sacarle los pantalones, se besan el cuello, la corbata, la bragueta a punto de estallar; dos piernas se neredan en un cuello y la mesa comienza a tronar, a golpear, a escupir crujidos que suben desde laspa tas, los hombres ríen, se pasan a la alfombra, ruedan, están frente a frente en una lucha por igual.

Afuera, Ricky Martin canta en la pantalla gigante del bar, todos gritan, bailan y vuelven a grtitar...
Atención pasajeros del vuelo T-714: por favor, abordar por la puerta E-23. Este es el último llamado.
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..El hombre reacciona... Otro hombre se acerca a él: Amigo, el próximo trago lo invito yo. Ve la mano del otro hombre sobre su hombro. Los hombre conversan un rato, luego desaparecen detrás de las cortinas.
POR LETY ELVIR
SUBLIMES Y PERVERSOS (CUENTOS)
3 comentarios:
La honestidad es tan rara como un hombre que no se engaña a sí mismo...........ese cuento me recordo esa frase de SVB, una situacion muy comun en nuestro pais es una lastima que por la sociedad en la cual vivimos casi nadie esta dispuesto a ser quien realmente ser y vivimos de las apariencias,,,,,,, en pleno siglo XXI dodne se supone que nuestras mentes estan abiertas al cambio existan aun esposas de trofeos que prefieren vivir sin dignidad antes de ver la realidad
Llegué aquí gracias a last.fm, se ve interesante tu blog, podés poner los archivos historicos para revisar todo lo anteriormente posteado ?
Respecto a la historia, quiero leer más.
p.d.: tenemos la compatibilidad musical muy baja, jaja.
Y bueno, ya lo revisé todo. Y nada, siempre ando buscando gente que valga la pena conocer, y creo, creo, que di en el clavo encontrando este blog. Siga posteando quiero ver más cosas.
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