De nuevo en una etapa de estrechez, donde todo sofoca y aprieta. Donde se queda corto el cinturón, al que hace algunos meses tuvo un orificio nuevo para que sostuviera los pantalones.
Esto se debe a la negativa de soltar el equipaje y a la grande y grave idea de querer cargar con todo sobre la espalda.
La entrada fue amplia, como no, pero esta es la parte del filtraje, y de ésta salimos, porque salimos, tal vez no íntegros, tampoco juntos, pero salimos...
Hay que ejercitar los músculos, fortalecer el espíritu y exfolear las relaciones interpersonales, es difícil hacer cardio en el estrecho, pero toca.
Un esfuerzo, meditación, baños de vapor, masajes. Va a dejar de ser difícil cuando se llegue al otro lado.
Hay que aceptar las imperfecciones, darse a la tarea de cagarla y disfrutarlo, por lo menos respirar sin hiperventilar, aceptar que no "debemos" ni "tenemos que" y darle un poco de crédito al azar, para aminorar la carga. Una pizquita de locus de control externo no le hace daño a nadie...
Depués de 21 días el cerebro está entrenado bajo la nueva rutina, un corte de pelo para concretizar el cambio y estoy lista para superar esta claustrofobia que me causa pasar por el embudo.
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