miércoles, 3 de diciembre de 2014

Cosas Simples

Te dije:
-Quiero escribirte algo ¿Puedo?
-Esta bien. Me dijiste
Te imaginé roleando los ojos y exhalando fuerte como lo hacés cuando te hastiás.

______________________________________

Hablemos de cosas simples, como respirar, tomar café, fumar un cigarrillo, desvestirse, escuchar una canción,  comer una tortilla... (Puedo continuar)
He descubierto que te gusta la simplicidad; bueno, en realidad no; me lo has enseñado. Te gusta la simplicidad, las cosas sencillas como dos botones unidos por una frase. Probablemente son las cosas que se olvidan, que no se convierten en una tarea complicada y siempre me he preguntado por qué éstas cosas te perecen importantes siendo hábitos que no implican ninguna transcendencia. Imaginé que debía ser porque no te gustaban los líos, que en parte es cierto, no te considero una persona pretenciosa ni conflictiva, pero debía haber otra razón...
______________________________________

-Si estuvieras conmigo en este momento, estarías exhalando fuertemente de nuevo y pidiéndome que llegue al grano, lo detesto, pero cuando no está pasando y solo lo recuerdo me parece adorable y a eso vamos.
______________________________________

Conscientemente hay muchas cosas tuyas que me parecen adorables, sin embargo hoy te estuve contemplando cuando cerraste los ojos durante unos minutos, escuché tu respiración pausada como quien empieza a dormir, traté de cerrar los ojos para que no me encontrarás mirándote, pero no me quise perder ese momento sencillo y descubrí que esas pequeñas cositas que hacemos a diario se pueden volver trascendentales si nos paramos a admirarlas.
Me quedé observando tus párpados cerrados y recordé cuando una vez estaban abiertos y me miré en tus ojos y vos te viste en los míos, ambos acostados en la grama; me di cuenta de que hay una cancioncita en la parte de atrás de mi cabeza que me dice que lo que vos sos es compatible con lo que yo soy, que lo que vos serás le calza perfecto a lo que yo quiero llegar a ser, que tal vez sos mi Adán y yo soy tu Eva, en este momento, y entonces me dieron ganas de abrirte el pecho y regresar a tu costilla, cobijarme ahí para siempre, como me prometiste, con tu pecho de almohada y tuve ganas de comerte la boca a besos y apretujarte con todo lo que tengo, ponerte un anillo al dedo, una soga al cuello o un grillete en el tobillo o cualquier cosa que fuere necesaria para mantenerte cerca respirando  y llegué a sentirme desesperada, en esos pocos minutos en los que te contemplaba, porque supe que esta pequeña cosita sencilla no era para siempre y que en algún momento la sinfonía tenía que parar, que con un suspiro largo ibas a abrir los ojos asustado y me ibas a decir que te estabas durmiendo y me pareció imposible e inaudito que en esos pocos minutos pude reparar en que tu corazón latía, un evento cotidiano del que no me percato nunca y recordé el momento en que recosté mi oído sobre tu pecho, una vez que estabas emocionado y me reí en mis adentros porque en vos había una fiesta de tambores y sabía que toda la celebración era por mí, por mi desnudez, por mi falta de pudor y a la par de tu pecho, como instrumento de viento estaba tu respiración acelerada esa misma vez, y sentí un miedo terrible de no volver a hacerte sentir de esa forma, de que nunca volviera a pasar...así que mejor regresé mi atención a ella, a tu respiración, porque gracias a ese recuerdo entendí que cuando nos enojamos y respirás así ahogado, con un huracán adentro que te está inundando todo y por fuera sufrís en silencio; cuando solo se te escapan unos quejiditos, porque yo he armado una vorágine en un vaso con agua; es porque dentro tuyo estás gritándome que no me agite por forzar las cosas grandes, que disfrute y encuentre deleite en éstas pequeñas.
Ahora entiendo lo que tu respiración me dice, cuando no me estás diciendo nada. Lo entendí así, a través de una cosa simple.
Pensá que estoy loca cuando me cachés contemplándote comer, tomar café, fumar un cigarrillo, desvestirte, escuchar una canción, comer una tortilla, o no lo pensés... solo entendé que tu sencillez, amor, me hace inmesurablemente feliz.
_______________________________________

Te imagino leyendo esto, si te pregunto qué te parece de seguro me vas a responder con un monosílabo, una respuesta sencilla, yo te voy a devolver una sonrisa, pero como admiradores de las cosas simples, si contemplamos nuestras reacciones ¿Qué creés que pase en el cuarto trasero de nuestras cabezas?




No hay comentarios: