sábado, 26 de noviembre de 2011

De los pijasos y colchones emocionales

Nada puede parar un buen pijaso emocional, te llegan y duelen, por mucha preparación que hayás tenido.

Ponete en esta situación: Vos estás esperando que alguien te bañe con un valde de agua fría, y sabés que en cualquier momento te va a caer. Estás segura(o) de esto y te decís a vos misma(o):
-Sí, va a estar helada-
Inclusive podés pedirle a alguien que te prepare una toalla para después del momento en que te bañe el agua fría y/o tener una muda de ropa lista para cambiarte de inmediato... ¿Y? de todos modos al momento en que ese alguien suelte el valde sobre tu cabeza te vas a helar, por mucho que te hayás preparado, aún si tuvieses un paraguas te salpicaría los pies...
Lo bueno de prepararse es que así el valde frío no jodería tanto como lo hubiese hecho si no supieras absolutamente nada.

Entonces, hacemos bien en crear colchones emocionales (Estos son planes alternos para cuando un evento emocional tiene pocas probabilidades de éxito y de igual forma decidimos aventurarnos a realizarlo) Porque sea como sea, cuando el "Te lo dije" viene de nosotros mismos tiene un tono aliviador más que irritante, es cierto que en algunas ocaciones podría alimentar nuestra frustración, pero también quizá podría aliviar nuestro ego pensar
-Lo vi venir y vino, así que no estaba equivocada(o)-.

Lo importante es aprender a navegar sobre el curso natural de las cosas, aceptar que la vida lleva un rumbo y que a veces lo único que queda es 'just go with it!'

Las construcciones son fáciles de destruir y reconstruir, después de todos lo contratos hechos, no importa;  las palabras se las lleva el viento, pero como la esperanza es lo último que se pierde, el viento mismo las puede regresar, así, en su curso natural. La onda es no sentarse a esperarlas, sino moverse al ritmo de la vida hasta que ella misma las devuelva.

Algo útil  en la asaña de llevar a cabo misiones emocionales imposibles, es la habilidad de separar las fantasías y deseos que se pueden cumplir ¿Por qué menciono esto? Bueno, porque normalmente nos embaucamos a soñar sobre cuestiones que a futuro no son posibles de cumplir por medio de la inversión que hemos hecho, digo, ya sabemos que el proyecto tiene todas las de fallar, así que debemos analizar cuáles de nuestras expectativas son alcanzables dentro del intercambio en el que estamos embarcados. Además intentar estar dispuestos al cambio facilita la superación de los pijasos emocionales (Qué bueno que vamos por ese tema en mi clase de Comportamiento Organizacional) y no negar el dolor, es natural sufrir cuando perdemos, máxime si era un proyecto al que le imprimimos todas nuestras energías.

Los colchones emocionales aminoran el riesgo en el que ponemos a  nuestro sistema límbico al  inmiscuirnos en trueques afectivos que nos van a enjaranar. En ninguna relación hay éxito garantizado, así que no te creás que estás salvado, ni dejés de disfrutar por conjeturas inútiles (Creeme, si una fruta está podrida no es necesario que la mordás para darte cuenta). Rescatemos lo importante de este texto y es que la vida tiene un rumbo donde el equilibrio está en saber flotar sobre las olas de lo desconocido.

1 comentario:

Anónimo dijo...

pensas que es necesario tener colchones emocionales? que pasa entonces cuando un ser querido muere? desde siempre sabemos que morirá y por mas que nos preparemos no funciona de nada, ningún colchón disminuye el dolor( lo digo por experiencia) o tal vez mi colchón era muy delgado...