martes, 23 de octubre de 2012

Mal día

Esta tarde tengo palabras atoradas en la garganta
y en la mecanicidad del nuevo milenio
mis dedos se han vuelto artríticos.
¿Maldición o bendición?

Hoy me estoy ahogando en mi propia sangre
frente a la frialdad de la sociedad virtual
he cortado mi garganta
¿Deseo o impulso?

He dividido el mundo en mitades absurdas:
Los que lo crean y los que lo viven
y este mundo que adora las polaridades lo ha aceptado
¿Verdad o mentira?

Esta noche siento ganas de matar o morir
y aseguro que la gente se hará de la vista gorda
en cualquiera de los dos casos.
¿Afirmación o retórica?

Ahora deseo ser mezquina y árida
ruego por la alienación y el exilio
que no me hable, que no me escuche, que no me toque nadie
me quiero ir a esa caverna donde Grenouille encontró su no olor
donde las personas de Platón prefieren la oscuridad.

Estoy cansada de brindar comprensión y ternura
a un cubo de hielo y a un bloque de concreto.
Estoy harta de tomar la responsabilidad de las acciones
de un bote de veneno y una navaja afilada en las manos de un bebé.

Es sólo que mi naturaleza me irrita
como si frotara la panza de un conejo con una lija
justo como suena un globo al que se le deja escapar el aire
exactamente igual que un semáforo descompuesto y cientos de conductores apretando sus pitos sin levantar la mano.

¡Y de ahí vienen!
De ahí vienen las palabras acumuladas en mi gañote
del no tan súbito, mas bien cocido a fuego lento deseo de gritarles a todos esos hijos de puta
¡SUELTEN ESAS BOCINAS, CARAS DE PIJA Y VÁYANSE AL CARAJO!

(He llegado a un punto de bulimia emocional; me atiborré de emociones y es momento de hundirme los dedos en la tráquea para vomitar todo lo que pueda) 

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